Mi Cueva Online

Maren Victoria Sanchez fue una brillante chica hispana cuya vida fue truncada por el odio. El joven Chris Plaskon la invito al prom y no supo manejar su frustración al ser rechazado por la chica. La asalto en los pasillos de la escuela con un cuchillo de cocina y la acuchillo por la garganta provocándole la muerte en muy poco tiempo. Apenas llego con vida al hospital de  Bridgeport, Connecticut, donde enseguida murio.
El joven asesino fue detenido y se encuentra a disposición de las autoridades. Sanchez era brillante y querida por todos, era atleta, cantaba, pertenecía a un grupo de actuación de su escuela Jonathan Law High School, donde era estudiante de honor.
Una muestra, entre otras cosas que cuando alguien se decide a acabar con la vida de otro ser humano, no necesita un arma automática. Aun siendo tan solo un chico de 16 años, pudo terminar con la joven con solo un cuchillo de cocina en medio de una escuela.
Que ira, que odio, que descontrol tiene que haber sentido ese joven para acabar con una vida inocente enfrente de todos y de paso marcar la suya para siempre. Sin embargo el mundo no necesita mas leyes restrictivas, necesita mas educación, mas comprensión, mas tolerancia y sobre todo mas amor.

Bailemos en señal de rendición, de majestad y temor de nuestra vitalidad, nuestra humanidad. Entre la iridiscencia del deslumbramiento de la luz del sol, que toman el sol en la sabiduría de embarazo de las sombras susurrantes y ocultas. Acogiendo con satisfacción incluso los lugares que huelen a muerte y a decadencia.

Se siente húmedo y oscuro, pesado, exquisitamente seductor. Dedos susurrantes de niebla te invitan. Te invitan a hundirse aún más, mecido por un vientre de sombra. En este lugar no hay promesas de ayer o mañana. No hay un "tú" o un "Yo". Todo lo que queda son vastos ecos de espacio, que no pueden ser limitados o definidos. La extensión de bosque tan interminable como el terciopelo brillante exquisito del cielo nocturno.

Este lugar es dolorosamente familiar, una anhelada exhalación. El Ulular de un búho, el aullido de un lobo, una suave brisa cosquillea suavemente las hojas. Esta sinfonía de otro mundo no conoce el idioma. Sin embargo, en este momento en que el "yo" se desvanece, es que el ser verdaderamente nace.